miércoles, 3 de junio de 2009

tú contra mí

Me puedes como nadie.
Desde que te levantas hasta que te acuestas.
Muchas veces soy cruel y creo que no es verdad lo que te pasa y que quieres que despertemos. Otras veces cambio hasta el otro polo y me duele a mí todo lo que te duele a tí. Y me duele tanto que me echo todo a la espalda, y sin querer, me hago daño yo también. Es inconsciente todo hasta que me acuesto agotada por la presión. Es cuando pienso que todo es muy injusto, metiéndote a tí en el saco. No te mereces sentirte como si tuvieras 15 años más, o como si hubieras estado trabajando como nadie durante toda tu vida. No es justo tampoco que se abuse de mí y que yo después de esto me sienta estúpida por no permitirme decírtelo a la cara para no contribuir a lo que "te sienta mal".
No me gusta que temas a todo lo que hago o a todo lo que pienso y que vivas preocupada por todos y por todo de la manera que lo haces. Ni que la pagues conmigo abusando de que te presto la atención que necesitas. Y aun así sé  que después lo quieres arreglar a tu manera (la que apenas es visible o soy poco capaz de valorarla).

Mi crueldad siempre es simbólica, porque me puedes y todo queda ahí. Sin embargo, parece que yo no te puedo y que mis esfuerzos son igual a nada. 

Y termino así, echándote la culpa de mi día malo y creándote una imagen de ogro que queda solo en imagen, porque seas lo que seas cuando las cosas van mal, eres lo que eres y siempre serás para mí, grande en exceso por dentro, que termina siendo el desencadenante de todo lo escrito en esta entrada.

Y siempre  se me verá calladita,  y siempre con mi sonrisa, para intentar que no te acuerdes de todo lo que ves negativo.


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